La soledad del muerto
OSCURIDAD POÉTICA DE SABRA Y EURÍDICE CANOVA :: Versos Tortuosos,Góticos o Surrealista de Invitados y Poetas Reconocidos
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La soledad del muerto
La soledad del muerto
Relucen entre la penumbra
por la luna esclarecida
los callejones estrechos
donde yo te seguía,
te veía desaparecer a las dos de la mañana
regresabas después con una reluciente coraza
quejándote de que nadie te acompañaba.
Tienes razón
era yo quien gritaba mis desgracias
resonante a la distancia esperaba me escucharas
¿por qué si estabas tan cerca no me tocabas?
acaso también me engañó el amor de tu mirada.
Era al final de una horrenda noche
cuando aviste por primera vez
el amor doliente e infinito,
regresaba de una guerra
estaba herido
crujían atormentadas las maderas
se volvía cada vez más encumbrado el camino,
parecía que iba a morir
fue entonces cuando escuche tus gritos
Incitaban incendios
un éxodo de luciérnagas,
todavía inéditas resplandecían
vegetaciones eléctricas,
atracción sintáctica de luz sepulcral,
secreta incursión en las horas angustiosas,
entone palabras para destruirte la memoria,
pude verte delirante,
basqueabas desastre
huían de ti todas las fuerzas.
Detrás de gigantes rocas
enmohecía la esperanza,
peligraba a la orilla de ríos y océanos
la fijación de nuestros cuerpos,
el destino azaroso y lábil
sin remordimiento
tanteaba la desmoralización
de vernos en mundos opuestos
mientras en el crepúsculo ascendente
enardecía la venganza avinagrada de lamentos
Te esperaba aquella noche
sedienta del romanticismo viscoso que me preñaba,
en mi cabeza el ardid de recuerdos
susurraba me escuchabas,
el aislamiento de quienes zarpan
a la penumbra del purgar los lamentos,
son los muertos en su soledad.
Desde la gruta del callejón vuelas indómita
en el infierno del amor,
enfundando la piel transparente
surcas montañas y valles
perfumada de aromas florales,
transportada a lo onírico
sin distinción temporal,
encarando la soledad del muerto
sucumbes al durísimo tormento.
Cruzamos al mismo tiempo
el camino del mundo maldito,
flotando en cementerios antiguos
al compás de los rituales mortuorios,
seguimos la caravana fúnebre
sin saber los ataúdes encerraban
nuestra carne y huesos.
Enquistadas en ámbar
las energías mágicas
ennoblecen la estética de nuestra solemnidad,
la ley severa de los dioses
flamea desatándonos la mortalidad.
Sombra que me llevaras al blanco día
hazme experimentar en mi olfato y paladar
el sudor asfixiado,
los perfumes del diablo,
la sangre de autopsia,
esos instantes de caos.
Me veras surgir
cuando sean más intensas
tus ansias por morir,
mantendré el vomito quieto
enraizado dentro
acusándote el desconsuelo
así vuelto en el desespero
de sentirte hambriento
y se te vuelva poroso el razonamiento
será cuando por fin estés muerto
el hecho más grande del universo.
Suplico la muerte y en ese desierto de existencia
encontrar el amor que solo los muertos
pueden prometerse,
llévame al lugar encumbrado
entre los confines del infierno,
áteme y ponga púas que laceren,
lapídeme con vehemencia el corazón ulcerado
llénate de regocijo cuando me drenes los fluidos
aliméntese de mi,
en la pasión de la morada eterna,
tortúrame en los excesos
deseo trajinar contigo al mundo prohibido.
Así lo haré
estaré contigo robándote el último suspiro,
hurgándote con un cuchillo
la fiel guarida de los dolores,
en el ascético gemido del viento
sentirás el hechizo de muerto,
calcinados los abismos
en la hoguera infernal de la pasión desmedida
lograre estimularte la uretra
y vaciaras bendiciones funestas.
Acepto irme contigo al infierno
armémonos entre las sombras del mal,
torturémonos con besos en el purgatorio,
habrá seres espeluznantes
y ellos también podrán participar
en la orgía de sangre,
despellejémonos en un acto de fornicar eterno,
olvidemos la soledad del muerto.
Autores
Maldito Enfermo-Mujer Escarlata
Relucen entre la penumbra
por la luna esclarecida
los callejones estrechos
donde yo te seguía,
te veía desaparecer a las dos de la mañana
regresabas después con una reluciente coraza
quejándote de que nadie te acompañaba.
Tienes razón
era yo quien gritaba mis desgracias
resonante a la distancia esperaba me escucharas
¿por qué si estabas tan cerca no me tocabas?
acaso también me engañó el amor de tu mirada.
Era al final de una horrenda noche
cuando aviste por primera vez
el amor doliente e infinito,
regresaba de una guerra
estaba herido
crujían atormentadas las maderas
se volvía cada vez más encumbrado el camino,
parecía que iba a morir
fue entonces cuando escuche tus gritos
Incitaban incendios
un éxodo de luciérnagas,
todavía inéditas resplandecían
vegetaciones eléctricas,
atracción sintáctica de luz sepulcral,
secreta incursión en las horas angustiosas,
entone palabras para destruirte la memoria,
pude verte delirante,
basqueabas desastre
huían de ti todas las fuerzas.
Detrás de gigantes rocas
enmohecía la esperanza,
peligraba a la orilla de ríos y océanos
la fijación de nuestros cuerpos,
el destino azaroso y lábil
sin remordimiento
tanteaba la desmoralización
de vernos en mundos opuestos
mientras en el crepúsculo ascendente
enardecía la venganza avinagrada de lamentos
Te esperaba aquella noche
sedienta del romanticismo viscoso que me preñaba,
en mi cabeza el ardid de recuerdos
susurraba me escuchabas,
el aislamiento de quienes zarpan
a la penumbra del purgar los lamentos,
son los muertos en su soledad.
Desde la gruta del callejón vuelas indómita
en el infierno del amor,
enfundando la piel transparente
surcas montañas y valles
perfumada de aromas florales,
transportada a lo onírico
sin distinción temporal,
encarando la soledad del muerto
sucumbes al durísimo tormento.
Cruzamos al mismo tiempo
el camino del mundo maldito,
flotando en cementerios antiguos
al compás de los rituales mortuorios,
seguimos la caravana fúnebre
sin saber los ataúdes encerraban
nuestra carne y huesos.
Enquistadas en ámbar
las energías mágicas
ennoblecen la estética de nuestra solemnidad,
la ley severa de los dioses
flamea desatándonos la mortalidad.
Sombra que me llevaras al blanco día
hazme experimentar en mi olfato y paladar
el sudor asfixiado,
los perfumes del diablo,
la sangre de autopsia,
esos instantes de caos.
Me veras surgir
cuando sean más intensas
tus ansias por morir,
mantendré el vomito quieto
enraizado dentro
acusándote el desconsuelo
así vuelto en el desespero
de sentirte hambriento
y se te vuelva poroso el razonamiento
será cuando por fin estés muerto
el hecho más grande del universo.
Suplico la muerte y en ese desierto de existencia
encontrar el amor que solo los muertos
pueden prometerse,
llévame al lugar encumbrado
entre los confines del infierno,
áteme y ponga púas que laceren,
lapídeme con vehemencia el corazón ulcerado
llénate de regocijo cuando me drenes los fluidos
aliméntese de mi,
en la pasión de la morada eterna,
tortúrame en los excesos
deseo trajinar contigo al mundo prohibido.
Así lo haré
estaré contigo robándote el último suspiro,
hurgándote con un cuchillo
la fiel guarida de los dolores,
en el ascético gemido del viento
sentirás el hechizo de muerto,
calcinados los abismos
en la hoguera infernal de la pasión desmedida
lograre estimularte la uretra
y vaciaras bendiciones funestas.
Acepto irme contigo al infierno
armémonos entre las sombras del mal,
torturémonos con besos en el purgatorio,
habrá seres espeluznantes
y ellos también podrán participar
en la orgía de sangre,
despellejémonos en un acto de fornicar eterno,
olvidemos la soledad del muerto.
Autores
Maldito Enfermo-Mujer Escarlata
Maldito enfermo- Mensajes : 104
Fecha de inscripción : 16/12/2012
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