EPIFANÍA (Cayendo en Vos)

EPIFANIA

tu pelo lacio hacia ambos lados,
casi escondiendo tu cara,
tus brazos delicados y vestido sencillo,
sí, vos,
sombría y lunar
como una aparecida

quedate otro momento
cerca de mi, y antes que todo comience…
vale la pena, ángel solitario

podremos ésta vez, ya lo verás…

nuevamente se oyen las campanas
acá entre nosotros,
solos los dos, fuera de todo,
en esta madrugada, tan real como lo más que pueda serlo un sueño

cual es el nombre
que pueda invocarte…

médium, maga…el que sea,
para que me des de tu absoluto,
haciéndome sentirlo estando juntos,
solo vos puedes

daga profunda, esfinge …
dame, así en tu pelo,
así en tu media sonrisa,
como vos sabes que me puedes;

de qué modo expresar mi asombro….
tanto te esperé…

me preguntas si estoy triste por tanto quererte,
y yo te pregunto si hubo antes otro loco que probara enamorarte,

bajas tu mirada blanca,

“…loneliness, tristesse, melancolía, ….”
responde por vos
algo como un coro

callando así tu historia en todos los idiomas, tu boca sin fronteras

volvete mujer, reina de la noche,
y entonces otro será el juego,
repetiré éstos versos pero pudiendo abrazarte
mezclaré mi angustia con tu frío en trance de besos,
de gestos y caricias conmovidas,
reconociéndonos
desde nuestras
manos nerviosas,
entre murmuros incomprensibles, nacidos de bocas ansiosas,

ritos dulces e inútiles,
tremendamente necesarios,

y así, perdiéndome en vos, iré cayendo hacia vos,
como un chico, tanteando sus primeros pasos….
hacia vos, mi amor y sueño imposible
porque deberé partir cuando tenga tu abrazo

y me pregunto
-mientras te acaricio, sublime, mientras te descubro sublime,-
porqué siempre te adoré,
si somos solo golems
lanzados a reunirse desde mundos opuestos,
distanciados irreconciliablemente

y entonces lo sé,
sé que me hablas;
en la cansada pesantez de un sonido te me vas revelando,
te dejas conocer un poco más,

difícil entenderte, si me hablas en lenguaje de mitos,
en idioma anterior a las palabras,


y lo traduzco a mis imágenes fáciles,
lo comparo con mis vivencias humanas,
recordando de mis cosas cotidianas,
algo que me abra a tu relato,
y mi vacío podría sentirlo como vos, tu ser en la nada,
y mi búsqueda de amor me haría comprender tu soledad infinita



Y me confiesas de aquellas horas en que entre los dos, solo vos me conocías,
que siempre estabas a mi sombra
con ganas de besarme, pero que no debías
eras vos la mujer que encontraba en mis sueños más profundos
y en la vigilia me llamabas en los instantes del adiós y en los silencios nocturnos,
mis llantos solitarios, eran tuyos, y eras vos los amores que perdía;


epifanía, me dices,
todo lo es ahora,
el regalo que hoy me das,
y el obsequio sos vos
fugaz y eterno a la vez,
pero nuestro,
solos de toda soledad
en tu misterio privado

se acerca un nuevo tiempo –me cuentas-
y en éste me pedirás muy pocas cosas;
silencio,
quizá no más,
y mi entrega absoluta, tal vez..
que me quede así, repites,
solamente así…

haces un gesto de espera…

y entonces aquí, donde todo es fusión, -y vos toda abismo-,
te desnudas, y ya sin sonreír, me envuelves despacio….
me pides con mucha ternura que me acueste a tu lado

suave me acaricias el pelo– te sientas, das la espalda…

y luego hay un hechizo que inauguran tus brazos
como dos imagineros que tallaran el aire,
y es una invocación de todas las edades
y es procesión de todas las almas,

ya no te importa que no te comprenda
o que aún ahora te siga adorando,
y en esa ceremonia,
-perdón sacerdotisa-, en éste sacrificio,
que vas recreando,
te vuelves hacia mi y me miras grave,

… “memento umbra” … aúlla ahora el coro interminable,
y sé que lo oyes con placer, pero amargo,
como el que sientes por tener que actuar de diosa sin encontrarle sentido

-pero no, esta vez-…
-esta vez no-…murmuras,

Sin pararte te llegas a mi, colocas tus manos al lado de mis hombros,
me miras desde arriba
y es el momento del beso inevitable,
entonces aproximas tus labios,
y tu cabello sin quererlo se acaricia con el mío,
-qué hermoso es el amor aunque duela-,
me dices,
y luego tu aliento frío me susurra al oído,
-qué sagrado, aunque haga que ésta vez también yo Muera-….

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CLAUDIO HEFFES

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