Laceraciones
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Laceraciones
Desperté asustada en mi habitación, donde el sopor del verano hacía resecar la garganta aún oculto el sol.
Me levanté, y di pasos en la oscuridad para buscar el picaporte. pero no lo hallaba. Quise encender la luz, pero el interruptor parecía haberse fundido a la pared.
El pánico empezó a sofocarme, no podía salir, no podía ver. La oscuridad densa del cuarto y mi corazón que cabritaba desbocado sobre mi pecho.
Y fue allí, que tuve la certeza más absoluta y aterradora. No estaba sola.
Podía oír la respiración de alguien más, de alguien que desde la oscuridad, agazapado, me observaba.
Empecé a golpear la puerta, esta vez al punto de querer derribarla a puñetazos. En mi frenesí, sin percibir el dolor de mis nudillos sangrantes pude oír como el piso cedía sobre el peso de una pisada, crujiendo aterradoramente detrás de mí.
Aquello se acercaba cansinamente y la locura y la desesperación me aturdió al punto de caer en un grito agónico y gutural al suelo, perdiendo la conciencia por completo.
Cuando abrí los ojos, el pequeño ventiluz estaba iluminado.
Respiré profundamente, sabiendo que aquello era solo una funesta pesadilla. Intenté incorporarme, pero un dolor tajante me lo impidió. Al quitar las sabanas el horror me invadió. Aquel, aquello, eso, me había cosido la piel de las piernas al colchón y había producido profundas laceraciones en mi vientre, con una inscripción aún mucho más aterradoras. "ESTA NOCHE, VOLVERÉ".
Autor: Liliana T.
Desperté asustada en mi habitación, donde el sopor del verano hacía resecar la garganta aún oculto el sol.
Me levanté, y di pasos en la oscuridad para buscar el picaporte. pero no lo hallaba. Quise encender la luz, pero el interruptor parecía haberse fundido a la pared.
El pánico empezó a sofocarme, no podía salir, no podía ver. La oscuridad densa del cuarto y mi corazón que cabritaba desbocado sobre mi pecho.
Y fue allí, que tuve la certeza más absoluta y aterradora. No estaba sola.
Podía oír la respiración de alguien más, de alguien que desde la oscuridad, agazapado, me observaba.
Empecé a golpear la puerta, esta vez al punto de querer derribarla a puñetazos. En mi frenesí, sin percibir el dolor de mis nudillos sangrantes pude oír como el piso cedía sobre el peso de una pisada, crujiendo aterradoramente detrás de mí.
Aquello se acercaba cansinamente y la locura y la desesperación me aturdió al punto de caer en un grito agónico y gutural al suelo, perdiendo la conciencia por completo.
Cuando abrí los ojos, el pequeño ventiluz estaba iluminado.
Respiré profundamente, sabiendo que aquello era solo una funesta pesadilla. Intenté incorporarme, pero un dolor tajante me lo impidió. Al quitar las sabanas el horror me invadió. Aquel, aquello, eso, me había cosido la piel de las piernas al colchón y había producido profundas laceraciones en mi vientre, con una inscripción aún mucho más aterradoras. "ESTA NOCHE, VOLVERÉ".
Autor: Liliana T.
Armando Lopez- Mensajes : 472
Fecha de inscripción : 25/08/2012
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